martes, 14 de diciembre de 2010

El Legado de Mjöllnir




El Legado de Mjöllnir

La primera vez que lo vi, no supe realmente lo que era, ni imaginé el poder que tenía. Lo encontré en el fondo de un cajón, en un armario antiguo que estaba en el garaje. Al principio me llamó la atención su forma y su peso. De un tamaño un poco mayor al de una moneda, parecía algo muy antiguo, pero muy sólido. Por un simple impulso lo tomé y lo ate a mi cuello, pesaba como si fuera enorme, pero me daba una sensación de confianza. Lo usé durante semanas y aunque a veces lo perdía por accidente y sin notarlo, siempre volvía a mí, en un bolsillo del pantalón, o en el fondo de una mochila. Salvo esa noche, en que temí perder todo para siempre, incluso la vida. Llovía a cántaros, hacía frío y era tarde, después de ir a dejar al último de mis amigos, atravesé una calle oscura y vi tres sombras acercarse a mí, pensé en dar la vuelta y huir, pero algo en mi me hizo rechazar esa idea, no daría un paso atrás sin haber dado la pelea primero, dos de ellos se quedaron vigilando, el tercero se acerco a mi lentamente, alcé mi puño para dar la pelea, un relámpago rasgo el cielo, un trueno lo acompañó y los vi huir de mi sombra proyectada como un gigante con un martillo en su mano.